Publicado el 07/07/2010 21:15
Puede que el Veyron en algunas regiones del mundo pase desapercibido. La solución de esta casa fue muy breve: abusar del dorado tanto en el exterior como en el interior, siendo a los ojos de quien escribe un atentado al sentido común y al subjetivo gusto.
Por fuera rines, espejos, la tapa de la gasolina, la parrilla, el marco que recorre la carrocería, las manijas de las puertas y hasta el cobertor de los lavafaros recibieron su brillante tratamiento, pero la experiencia es aún más excéntrica en el interior.
El tablero tiene en su parte frontal una línea de diodos emisores de luz en color azul que continúa en las puertas, en donde el dorado vuelve de manera insistente recubriendo también gran parte de los asientos y el volante.
Faltarían los espejos en el techo para recrear una habitación de fantasía egipcia en un creativo motel, pero a lo mejor en un vehículo con las capacidades del Veyron podría ser peligroso.
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