Publicado el 20/08/2012 23:15
Si 662 caballos de fuerza te parecen poca cosa, Shelby añade una polea más pequeña al supercargador y realiza una reprogramación a la computadora del motor para que rinda 750 hp.
Pero si quieres algo más rabioso, el V8 recibe un supercargor de cuatro litros, sistema de escape Borla, gestión electronica específica, y con ello se logran 850 caballos de fuerza.
Para controlar este salvaje poder, añade un sistema de refrigeración más eficiente, elementos estructurales en el bastidor, barras estabilizadoras de mayor grosor, amortiguadores y resortes de alto desempeño, así como frenos de disco ventilados y ranurados con pinzas de seis pistones para ambos ejes.
Dentro del equipamiento, destacan los rines de aluminio forjado de veinte pulgadas, cofre con una toma de aire especial, labio inferior de fibra de carbón en la fascia frontal, difusor de aire posterior, salidas de escape cromadas, asientos Recaro, placa firmada por Carroll Shelby montada en la consola central, así como medidores de presión de aceite, combustible y soplado del supercargador, cortesía de Auto Meter.
Los paquetes van desde los 30 hasta los 40 mil dólares, adicionales al precio del GT500 base. Un capricho que hace suspirar a los fanáticos de los ‘muscle cars’.
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