Publicado el 17/06/2012 05:15
Unidad probada
300 Limited 8 vel., 499,900 pesos
Es un gran paso para Chrysler que el 300C haya dicho adiós caja automática de cinco velocidades y haya dado la bienvenida a esta maravilla tecnológica de ocho cambios. Sí, ocho velocidades que lo separan claramente de cualquiera de sus rivales con cajas más convencionales de cinco ó seis engranes.
En este sentido, Chrysler “se puso las pilas” y cerró pronto un acuerdo con ZF no sólo para que se convirtiera en el proveedor de las transmisiones, sino además para que Chrysler la fabrique dentro de muy poco bajo el cobijo del especialista alemán. Así, antes que GM, Ford y muchas otras marcas generalistas, Grupo Chrysler integra en versiones V6 de Charger y 300 la nueva caja, que promete un mejor desempeño dinámico y una mejor economía de combustible.
Para ser honestos, esperábamos un poco más de brío pisando a fondo el acelerador. Teniendo en mente que antes había cinco escalones en la caja y ahora ocho, el primer pensamiento era el de esperar una “patada de mula”. No es así. Pisamos a fondo y si bien el coche comienza a moverse de inmediato, le cuesta ganar velocidad. El truco es ponernos en marcha, y cuando vamos lanzados es cuando la caja saca a relucir sus atributos.
Ahora los cambios son más rápidos y ocurren de forma más inmediata. Donde se nota mejor el trabajo de la nueva transmisión es reduciendo cambios ante un rebase o una pendiente en la autopista. Antes teníamos que conformarnos –en el mejor de los casos- con hacer un cambio hacia abajo. Ahora, de acuerdo con qué tanto hundamos el pedal podremos bajar hasta tres velocidades, lo que permite, en otras palabras, que el motor siempre esté cerca del corte de inyección –si así lo deseamos- y hacer uso pleno de los casi 300 HP. Es aquí donde nuestra primera impresión cambia de forma muy positiva. Arriba en el tacómetro se percibe mucho músculo del V6, casi como de un V8 de “los de antes”.
Incluso ha cambiado el sonido del motor, ahora es más ronco, hasta deportivo. La suspensión también se nota diferente, más firme. Rueda muy bien, y mejor teniendo en cuenta sus dimensiones y peso.
Montar una caja de ocho no es sólo para conseguir más glamour, ni para apantallar al vecino de enfrente. Es también para mejorar los números, principalmente los de consumo. Revisando los datos, nos encontramos con que la relación final del diferencial se mantiene en 2.65:1, exactamente el mismo valor que cuando tenía cinco cambios. ¿Por qué no aprovechar de una vez y hacerlo más corto? Porque a 100 km/h en octava rebasa por poco las 1,300 rpm, logrando un consumo de muy buenos 8.7 km/litro en ciudad, e impresionantes 16.5 en carretera. Y es que al final del día quien se compre un 300 V6 no busca vencer a otros en aceleración a la salida de un semáforo, y aún así este sedán es capaz de cruzar la barrera de los 100 km/h en poco más de nueve segundos.
Una mezcla que nos parece muy acertada entre lujo, espacio, diseño, desempeño y, aunque increíble, consumo. Una serie de atributos que antes eran impensables en un “clásico sedán americano”. Consecuencias de un mundo globalizado y un consumidor que cada vez demanda más por su dinero.
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