Publicado el 06/06/2012 00:15
Fiat quiere repetir el éxito de su 500 con un coche más grande. Fiat le pone una L detrás de los números para dejar constancia de que es un coche de talla Large. Pero también que es un coche ligero y con la idea de ofrecer tanto espacio y sensación de bienestar como puedes encontrar en un 'loft', nos contaron los responsables de la marca en su presentación.
El nuevo modelo de Fiat es un monovolumen compacto de 4.15 metros de largo con cinco puertas y una altura considerable: 1.66 metros. Pero eso no quiere decir que tenga aspiraciones SUV, ni mucho menos. Como adelantó un ejecutivo de la marca hace unos meses, el SUV llegará más adelante para enfrentarse a Mini Countryman y demás modelos de la categoría. También habrá una variante del Fiat 500 L con siete plazas que se ganarán gracias a aumentar la parte trasera de la carrocería en unos 20 centímetros. Sus asientos serán plegables e irán alojados en el doble fondo de la cajuela que, obviamente, desaparece.
Monovolumen de verdad
El Fiat 500 L tiene auténtico espíritu de monovolumen. Primero por la disposición de sus asientos, con una cómoda y alta postura al volante y la sensación de espacio que acompaña en este tipo de coches. Segundo, porque la fila posterior es muy versátil. Los asientos traseros, partidos en dos secciones de 2/3 y 1/3 se pueden desplazar longitudinalmente hasta 10 centímetros, por lo que podemos elegir agrandar el espacio para las piernas de los pasajeros o el maletero en función de nuestras necesidades. También pueden reclinarse en dos posiciones prefijadas. A estos asientos posteriores se accede por unas puertas de gran tamaño, lo que hace que subir y bajar sea una operación muy cómoda.
El maletero tiene una capacidad de entre 343 a 1,310 litros, aunque en una primera medición y eliminando la tapa que cubre el doble fondo, hemos obtenido 395 litros. Suficientes, según Fiat, para transportar cinco maletas tipo trolley. Además, podemos jugar con el doble fondo colocando el piso móvil del maletero en tres diferentes alturas y creando espacios separados para, por ejemplo, objetos frágiles que queramos preservar del resto de la carga.
Y hablando del espacio de carga del Fiat 500L, nos ha gustado la posibilidad de poder plegar hacia adelante el asiento del copiloto. En su respaldo encontramos una cobertura de plástico duro que lo habilita para poder apoyar en él, por ejemplo, una larga estantería. Así que ya sabes, si tienes que ir a buscar materiales con los que entretener tu ocio el fin de semana, en el Fiat 500L podrás cargar estanterías de hasta 2.4 metros de largo.
Donde también se ha hecho un trabajo profundo es el equipamiento de entretenimiento y comunicación del Fiat 500L. A través de él se puede manejar, además del equipo de sonido, todo tipo de conexiones inalámbricas para teléfono, lector de archivos MP3, lector de SMS. También habrá en un futuro navegación activa. Pero no sólo de electrónica vive el hombre. Para desterrar la expresión italiana “hace de todo menos café”, en el Fiat 500 L se puede montar una cafetera Lavazza que usa las mismas cápsulas que utilizan sus aparatos domésticos. El lugar para la cafetera es el portavasos que hay entre los dos asientos delanteros y que, por tanto, queda inutilizado para ese fin.
Tres motores disponibles
En el momento del lanzamiento del Fiat 500 L habrá tres motores disponibles. Todos ellos conocidos aunque, también, todos han sido modificados. Así, el más pequeño de los alimentados por gasolina, el bicilíndrico 0.9 Twin Air, rinde en este coche 105 hp. El siguiente escalón en capacidad, que no en potencia, lo pone el cuatro cilindros de 1.4 litros que se queda en 95 hp. Como oferta Diesel, de momento habrá un solo representante: el 1.3 Multijet que rinde 85 hp.
Quédate con el Diesel
En la primera prueba que hemos realizado con el Fiat 500L apenas hemos podido conducir medio centenar de kilómetros con el gasolina 0.9 Twin Air y otros tantos kilómetros con el Diesel 1.3 Multijet. El primero de los motores tiene un funcionamiento similar a la variante hasta ahora conocida. Pero lo cierto es que con este coche no casa tan bien como en los más pequeños 500 y Panda. Así, desde las 1,000 rpm del ralentí hasta las 2,500 rpm apenas hay vida en el motor y las arrancadas son menos enérgicas de lo que cabría esperar de un automóvil con más de un centenar de caballos. Algo que hace al coche un tanto incómodo de usar en ciudad. Es entre esas 2,500 y las 3,000 rpm cuando comienza a llegar una cierta alegría. Y desde ahí en adelante, hasta sobrepasar las 6,000 rpm donde se sitúa el corte, su funcionamiento es mucho mejor.
La contrapartida es que a ese régimen el consumo no es muy contenido. Así, en nuestro recorrido mixto ciudad-carretera-autopista el consumo obtenido con el ordenador de viaje fue de 9.9 km/l. Y eso a pesar que el coche tiene una caja de cambios de seis relaciones que, en autopista y carretera, puede ayudar a rebajar el consumo. Por no hablar del sistema start-stop, de parada y arranque automático del motor, de funcionamiento muy suave y desconectable a voluntad que también echa una mano en la reducción del gasto. Al igual que lo hace el programa “Eco” que cambia las leyes de inyección para un menor gasto de combustible.
Mucho menos gastón, y más agradable de conducir, es el Diesel 1.3 Multijet. El motor ha mejorado su funcionamiento respecto a cómo lo hacía en el Fiat Panda o Fiat 500. Desde casi el ralentí tenemos el suficiente par como para no tener que retener el embrague al arrancar –algo que tuvimos que hacer en varias ocasiones con el 0.9 Twin Air- y empuja el coche con toda la decisión de un pequeño motor Diesel. La caja de cambios, en este caso es de cinco marchas. Además, aunque no sabemos si era un aspecto puntual de los coches que condujimos, notamos un mejor aplomo de la asistencia de la dirección en el Diesel que en el gasolina.
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