Publicado el 10/01/2012 21:15
Ese Mustang en cuestión tenía un poderoso V8 de 5.0 litros, que en aquel entonces entregaba una potencia de 235 HP. Veinte años después, Ford celebra ese suceso con la llegada del Mustang Shelby GT500 convertible, que gracias a la adición de un supercargador a su ya de por sí imponente V8 multiválvula de aluminio y 5.8 litros, se consigue la escalofriante cifra de 650 HP y 600 libras-pie de torque, convirtiéndolo en el Mustang más poderoso de la historia y en el V8 de producción más potente del mundo.
Pero las cosas no terminan sólo con el motor, ya que se agregan “detalles” como el cardán de fibra de carbono; embrague, eje y caja preparados para servicio pesado, amortiguadores ajustables electrónicamente de Bilstein, y frenos Brembo con pinzas de seis pistones y discos de más de 35 cm de diámetro.
Se ofrecerán dos paquetes opcionales, uno Performance y otro para la pista: Track Pack. Este último agrega radiadores adicionales para aceite, diferencial y transmisión para soportar el castigo que el nuevo Shelby pudiera enfrentar en la pista. Como detalle curioso, mientras que el GT500 coupé tiene una velocidad máxima en torno a los 320 km/h, el convertible está limitado a 250.
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