Publicado el 03/12/2011 10:15
En lugar de conducir directamente hacia Vancouver, decidimos adentrarnos aún más en el estado de Alberta con dirección hacia Calgary con el fin de conducir sobre uno de los trazos asfálticos más espectaculares del mundo: el Icefields Parkway. Es imposible describir la sensación de observar los paisajes que ofrece esta carretera, no obstante se puede imaginar que cuando se conduce a través de las Rocallosas Canadienses con las montañas apareciendo en el camino nos recuerda que la majestuosidad de dichas formaciones rocosas es producto único de la naturaleza y cientos de millones de años, mientras que por el otro lado se dibujan extensos campos de hielo consecuencia de la congelación de los lagos.
Todo es blanco, únicamente se distinguen matices de grises que los árboles y los lagos cubiertos de nieve reflejan, las montañas se funden en el cielo perdiendo la noción de su inmensidad. El paisaje es admirable, único y la experiencia inolvidable, pero bajo todo este espectáculo la carretera igualmente blanca, cubierta de hielo y nieve son un riesgo potencial para los automóviles, activamos la tracción en las cuatro ruedas y con las llantas de invierno a una presión relativamente baja, no hubo absolutamente ningún contratiempo y la Amarok se comportó de forma implacable incluso a velocidades considerablemente altas.
Después de varias horas de conducción bajo circunstancias extremas y una buena dosis de paciencia, porque una avalancha cerró la carretera durante más de ocho horas, tuvimos que detenernos en Salmon Arms un poblado a unos 100 km de nuestro destino original, Kamloops, para abastecernos y posteriormente decidimos terminar ahí la jornada y continuar al día siguiente.
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