Publicado el 02/10/2011 04:15
Amanece nublado, con un cielo lleno de neblina en los alrededores de Guilin, una de las cuatro ciudades (después de Beijing, Hangzhou y Suzhou) protegidas por su valor histórico y cultural en el enorme país. Este domingo marca el inicio de la etapa final del Audi Q3 Trans China Tour, los últimos 800 km de los 5,700 que representan este tour de 20 Q3 por el este del país asiático. Es la etapa más corta del recorrido, con apenas 70 km de distancia, pero que nos permitió conocer varios pequeños pueblos al sureste.
Salimos temprano, con banderazo inicial y una enorme cantidad de periodista chinos rumbo a Yanshuo, uno de los sitios más turísticos de la provincia de Guilin gracias al río Lijang, o Li, como se le conoce típicamente.
China, por lo menos esta parte, se parece mucho a México, sólo que con caminos o carreteras realmente envidiables. En estos pocos km, cruzamos decenas de pequeños pueblos puestos alrededor del camino principal, digamos algunos como “rancherías” que bien podrían encontrarse en Zacatecas o Michoacán, pero con mucha construcción en proceso, cientos de motos a las que se les han adherido cajas para transportar gente y gente, mucha gente dispuesta a salir y saludarnos, sin importar el idioma siquiera.
Así Marcus, mi compañero de viaje de Auto Motor und Sport website, conocimos a Dona, una maestra que da clases de inglés a un grupo de niños en el segundo piso de una papelería. Dona salió a pedirnos una foto con su grupo y solicitarnos estar en una clase para platicarles quiénes éramos y qué hacíamos en ese pequeño pueblo de Liutangzhen, y después de platicarnos muy emocionada lo que hacía, pidió tomarnos una foto con los niños ante la presencia de decenas de personas que sonreían y miraban con sorpresa no al auto, sino a nosotros, tan diferentes a ellos.
Del claxon a las patitas de pollo
Bien es sabido que la cocina china no es bien aceptada por los occidentales, por su sazón y manera de cocinar. Parte del panorama al lado del camino incluye, como en México, puestos de comida callejeros en los que se preparan una especie de tamales pero cocidos al vapor (los famosos dumplings) pero rellenos de una mermelada no necesariamente dulce. El claxon es una constante en China. Lo usan motos, camiones y bicicletas por igual con suma agresividad para avisar a peatones o el resto de los que estemos por el camino, que van a pasarnos o vienen detrás. Es esencial emplearlo si queremos que el camión que va delante sepa de nuestras intenciones de paso, de otro modo puede ocupar el carril contrario porque así se le antojo; los espejos retrovisores son un simple adorno.
Una vez arribando al pueblo de YangShou, después de un camino muy revirado y un par de pasos en terracería, hicimos una actividad única en el río de Lijang, mejor conocida como “bambú rafting”, nada extremo, pero sí mojado. A bordo de pequeñas barcas armadas de largos y sólidos palos de bambú, recorrimos alrededor de 20 km por el río, famoso por sus particulares montañas inmortalizadas en los billetes de 20 yuans. Ahí, cual Xochimilco asiático, la gente toma el recorrido en estas improvisadas marcas a las que se le adhieren sillas de metal amarradas precariamente, pero justo eso es parte de la diversión, porque el río tiene varios diques que obligan a los paseantes a bajarse para poder mover la barca o incluso pasar algunos impulsado por el “gondolero” chino que sólo atina a decir “jelou” y levantar el pulgar. Por 20 yuans, algo así como 50 pesos, uno puede pasar un tiempo relajado y mojar sus pies en las cálidas aguas del río.
Mención aparte merecen aquellos que venden las fotos del “peligroso” paso de la barca por los diques al instante, en pequeños laboratorios flotantes con cámaras digitales e impresoras por tan sólo 35 yuans. En otras tiendas enclavadas sobre el río, puede uno degustar típicos platillos de la zona, como la rana, las varas de pescado asado y, por qué no, la delicia de las patas de pollo asadas.
Impecable
La Q3 se mostró impávida a nuestros requisitos en terracería y carretera. El motor turbo junto con la caja de siete relaciones y la tracción integral, presumen de un producto sólido, que apuntala presencia de Audi en este país en donde abundan los A6 L como si de taxis habláramos. Pero la llegada de este auto a China no es una casualidad. Ya en 2003 la marca sabía del boom que estaba por vivir este enorme consumidor asiático y por ello en sl Salón de Shangai de ese año lanzaron el concepto Crosscoupé Quattro, que sentó las bases del Q3 de hoy en día, que llega a China con un interminable nivel de equipamiento, como un sistema de información del tráfico en tiempo real, conexión a Internet, suspensión dinámica y varias cosas más que iremos describiendo a lo largo de este tour hasta terminar en Hong Kong en unos días más.
Por lo pronto mañana las 8 de la mañana, 6 de la tarde del domingo para ustedes, conduciremos alrededor de 400 km entre caminos de montaña de YangShuo a la provincia de Zhaoqing en donde nos espera el más famosos y exclusivo hotel de toda China que ostenta la sorprendente cifra de siete estrellas.
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