Publicado el 23/07/2011 02:15
En Austria, los domingos de verano normalmente son para estar en compañía de los seres queridos, disfrutar de una rica y apetitosa parrillada y gozar de los maravillosos paisajes que se pueden observar en este hermoso país. Para Checo Pérez, este domingo fue una pesadilla debido a que hoy ha sido su último día en Austria para aclimatarse de nueva cuenta al horario europeo, así como para también ponerse a punto físicamente previo al Gran Premio de Bélgica, el cual reanuda la temporada de Fórmula 1.
Bajo un inclemente sol en Seefeld in Tirol, y con una temperatura de aproximadamente 30°, el mexicano fue puesto a prueba con varias actividades motrices que le estimularán a tener mejores reflejos, una mejor coordinación física y por supuesto, reacondicionarse luego del receso en la máxima categoría. Su fisioterapeuta, Josef Leberer, también le dio un examen psicológico que le permitirá mantener la concentración durante largos periodos de tiempo, así como estimulación de los sentidos y activar sus reacciones ante ciertas situaciones que requieren de una respuesta inmediata.
Además de todo esto, el día de ayer volvió a subir las montañas Seefelder Joch, Seefelder Spitze y el Härmelekopf, todas ellas no mayores a 2,250 metros de altitud media sobre el nivel del mar. Las condiciones actuales en dichas montañas permitieron el ascenso sin ninguna complicación aparente, pero ha sido una dura prueba física.
El día de mañana partirá hacia Suiza para estar listo el martes en la base de su equipo en Hinwil, en donde se reunirá con su ingeniero Marco Schüpbach para preparar el plan de carrera del Gran Premio de Bélgica. Han sido tres días intensos para Pérez, quien tiene una gran motivación por llegar a Spa Francorchamps, un circuito que es de los favoritos del tapatío.
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