Publicado el 16/05/2011 02:15
Seis “Concept Car” serán los encargados de renovar lo que los diseñadores llaman un nuevo “lenguaje” para Renault: rasgos que, sin ser idénticos, se aplicarán a diferentes modelos, permitiendo reconocerlos como integrantes de una misma gama.
Según Axel Breun, director del departamento de diseño de los show car de Renault, “tratamos de conseguir coherencia, pero también un lenguaje sensual, emocional y común y, en eso, tiene especial importancia el frontal. El diseño que aplicamos nos permitirá diferenciar con claridad los modelos de Renault de los de Dacia, que tendrán un lenguaje más frío.”
En julio del año pasado Renault mostraba el primero de los seis conceptuales que expondrán las diferentes vías que seguirá el diseño de los modelos de producción. Cada uno de ellos representa, metafóricamente, el pétalo de una flor que se completará a razón de un coche por salón y es parte de un ciclo de la vida que va desde el enamoramiento -representado por un deportivo- hasta la experiencia, pasando por la exploración -con un SUV-, la familia -un monovolumen-, el trabajo y el ocio.
Si el DeZir, el primero diseñado en la era del nuevo jefe de diseño de Renault, Laurens van den Acker, era un coupé biplaza eléctrico; el segundo, obra de Julio Lozano, es un Crossover con aire de coupé.
Explorar la vida
Presentados en el Salón de Ginebra, Captur y R-Espace fueron los alicientes del stand de Renault, la atracción frente a la ausencia de novedades de producción que supuso cierta decepción para algunos.
Para poderlos explorar a fondo y hasta conducirlos, con las prevenciones que supone llevar un prototipo de precio incalculable y sensaciones aún muy alejadas de las que podría esperarse en un coche de producción, Renault nos brindó el acceso a las instalaciones del CERAM de Mortefontaine, Francia.
Ademas, allí pudimos departir con Axel Breun y con Julio Lozano. Para el primero, los “Concept Car” que ahora se presentan “serán modelos de producción en cuatro o cinco años”, aunque el primer coche que contará con la nueva imagen de marca será el próximo Clio, que se lanzará comercialmente el año que viene. Tendrá una “zona delantera homogénea a la de otros modelos, pero no idéntica, que recordará y se distinguirá”, comenta Breun.
Al natural, el Captur es espectacular, más que el R-Espace. El frontal dice mucho de su fuerza porque se siente ancho, más cuando esa impresión queda reforzada por tan voluminosas salpicaderas; pero más lo hace la tridimensional trasera: no hay tregua para la vista con tanta sucesión de formas.
Aquí destacan unas calaveras espectaculares. Incluso lo es el funcionamiento de las intermitentes, con una repetición del encendido y apagado de los LEDs principales y los más pequeños situados en las hendiduras que se suceden a lo largo de las salpicaderas de acabado mate: dan un efecto de blizamiento.
Hard Top de alta costura
El arco posterior que queda camuflado con el techo instalado -porque el Captur es casi un convertible con “Hard Top”, capaz de dejar a la vista el esqueleto de su techo que tanto se asemeja a las hendiduras de un casco de ciclista- sostiene ese elemento, pero también da un aire de targa a la zona posterior y enmarca el pequeño cristal que, a diferencia de lo esperable, no pivota para dar acceso a la cajuela: sólo lo hace la zona más vertical de metal. Aunque, propiamente, debiéramos decir de fibra de carbono, el material con el que se construye este sueño de alta costura: es lo que son los “show car” frente al “listo para llevar” de los coches de producción.
En el interior sorprende el diseño de Magali Gourard-Borgers, inspirado en la ligereza de deportes como la vela o la alta montaña y donde el mullido de los asientos es sustituido por tiras elásticas.
Quedan las estructuras de carbono, aunque atrás, ni eso: dos pequeños apoyos la hacen de respaldo, en tanto que otras dos soportadas por el arco trasero, de cabeceras.
Arranque por botón, mando giratorio en D -el cambio es automático- y sólo queda acelerar para que el Captur deje de ser una escultura y se convierta en un automóvil.
Su motor Diesel, más que sonar, ruge con la claridad que supone el carecer de aislantes acústicos. Es un 1.6 dCi de 160 hp gracias a dos turbos, y su aspiración queda más que presente al rozar el acelerador.
Eso sí, suspensión como tal no hay porque, de momento, el Captur no la precisa: el asfalto del CERAM es perfecto y su oscilación supondría un riesgo para el ensamble de esta joya.
Leer en integridad sobre www.automovilonline.com.mx